La Educación Online

El Coronavirus nos ha obligado a cambiar muchos de nuestros hábitos. Por supuesto, la educación como siempre la habíamos conocido ha tenido que desaparecer durante un tiempo para moldearse a las necesidades de la emergencia sanitaria. De hecho, casi un año después del comienzo de la pandemia, aún no hemos podido volver a la educación tradicional.

Los alumnos de Bachillerato, en este curso 2020-2021 hemos adoptado una educación semipresencial, la cual parece ser la única opción de evitar contagios. Por ello, es que hemos tenido que introducir las clases online a nuestros hábitos del día a día. Hay muchas opiniones sobre si es mejor una modalidad u otra, pero lo que está claro es que vamos a tener que seguir con ella al menos todo lo que queda de curso escolar.

Una clase online transcurre igual que una presencial. La diferencia es que los alumnos la vemos desde casa, delante de la pantalla durante varias horas. Esto, aunque puede sonar algo infantil y de quejarse por quejarse, dificulta mucho la atención. El ir a clase, en mi caso, me obliga a centrarme por completo en cada asignatura y me permite atender constantemente. Lo que pasa en casa es distinto, en ocasiones es muy complicado no distraerse, y la participación en la clase puede ser algo difícil, por el tema de micrófonos, mala conexión...

Ahora pienso en que no valoraba las clases presenciales que teníamos antes del virus. También, esto me ha hecho darme cuenta de que no sería capaz de estudiar un grado, u otro tipo de estudios, con la modalidad online. Me costaría mucho ser constante.

Para mí, la educación presencial es la más efectiva. Más que nada porque no hay distracciones que impidan el aprendizaje en estas, y la comunicación con los profesores es mucho más directa, ya sea para preguntar dudas, recibir correcciones de trabajos... Además, a la hora de examinar, la modalidad online es muy poco representativa. Los exámenes que realizamos durante el comienzo de la pandemia no tenían mucho sentido, simplemente eran pruebas a contrarreloj cuya complejidad obligaba a tener que buscar la mayor parte de las respuestas en internet, motivándonos así a no estudiar nada.

Aunque ya nos estamos acostumbrando a llevar mascarillas hasta en el instituto, espero que pronto la situación mejore, en todos los aspectos, y también el educativo, porque creo que a muchos esta situación nos ha perjudicado también en el ámbito escolar.


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