Alejandro Magne

La medicina y la psicología actuales son las más avanzadas que ha habido en la historia. En el mayor número de casos, un médico o psicólogo, con la gran cantidad de herramientas de las que dispone, puede diagnosticar, tratar o solucionar una enfermedad, deficiencia mental, etc. Aún así, es curioso cómo, a lo largo de la historia, el cuerpo muchas veces ha sido separado de la mente en los estudios realizados, como si no tuvieran que ver uno con el otro. La interrelación entre ambos es mucho más intensa de lo que se piensa habitualmente, y sigue siendo un campo con mucho estudio por delante.  Es el caso de Phineas Gage uno de los que deja esto más claro. Este hombre tuvo un accidente: una barra de hierro atravesó la cabeza de Gage, de abajo a arriba, entrando por el pómulo izquierdo y saliendo por el centro de la cabeza, más atrás de la frente. Aparentemente, tras intervención médica, todo parecía ir bien. Pero, poco a poco, se fueron dando cuenta de que aquello había afectado gravemente

El síndrome de Asperger es un trastorno del neurodesarrollo que se engloba dentro de los trastornos del espectro autista, o TEA. Este provoca que las personas que lo sufren tengan dificultades de interacción social, y, aunque no suele provocar deficiencia intelectual, se ve reducida su inteligencia social. Esto en el día a día, puede provocar que una persona con este trastorno, no comprenda ironías, el sarcasmo, o conversaciones demasiado largas o complejas.  Pero, ¿cómo puede afectar esto a un niño en su vida diaria y escolar? Desde mi punto de vista, puede haber muchas diferencias entre un niño de primaria en las aulas, y un adolescente que vaya al instituto; y esto se debe sobre todo a su entorno: cómo este reacciona ante la noticia de tener un compañero con Síndrome de Asperger, y el trato que le da el resto de alumnos. En el caso de un aula de niños de primaria, la noticia de que un nuevo compañero tiene un síndrome como es el de Asperger, quizás puede provocar curiosidad e impres