El Síndrome de Asperger en las Aulas

El síndrome de Asperger es un trastorno del neurodesarrollo que se engloba dentro de los trastornos del espectro autista, o TEA. Este provoca que las personas que lo sufren tengan dificultades de interacción social, y, aunque no suele provocar deficiencia intelectual, se ve reducida su inteligencia social. Esto en el día a día, puede provocar que una persona con este trastorno, no comprenda ironías, el sarcasmo, o conversaciones demasiado largas o complejas. 


Pero, ¿cómo puede afectar esto a un niño en su vida diaria y escolar? Desde mi punto de vista, puede haber muchas diferencias entre un niño de primaria en las aulas, y un adolescente que vaya al instituto; y esto se debe sobre todo a su entorno: cómo este reacciona ante la noticia de tener un compañero con Síndrome de Asperger, y el trato que le da el resto de alumnos.


En el caso de un aula de niños de primaria, la noticia de que un nuevo compañero tiene un síndrome como es el de Asperger, quizás puede provocar curiosidad e impresión en los integrantes del aula, pero, si el tutor se encarga de informarles y normalizar, dentro de lo posible, el caso, no pienso que podría haber mucho problema. Los niños de esa edad no tienen relaciones sociales muy complejas, y la discriminación que pudiera sufrir el alumno con el síndrome, pienso que sería casi inexistente. 


Es distinto cuando la edad de los estudiantes aumenta. En adolescentes, si el tutor les notifica que van a tener un compañero con el síndrome, pueden reaccionar de distinta manera. En primer lugar, la discriminación que puede sufrir el alumno puede ser mucho mayor, ya que las relaciones sociales a esa edad son más avanzadas y complejas. Por el simple hecho de tener el Síndrome, los jóvenes pueden evitar relacionarse con el niño, y, además de eso, pueden burlarse de él en momentos en los que mostrara su menor inteligencia social.


Hay que destacar que este síndrome se presenta en diferentes grados, y puede llegar a ser más o menos notorio entre el resto de personas. También es cierto que, aunque crea dificultades en el ámbito comunicativo o social, una persona con Asperger no tiene por qué ver reducidas sus oportunidades en la vida. Por ejemplo, la activista medioambiental Greta Thunberg fue diagnosticada de este trastorno, y está consiguiendo logros y creando un movimiento muy importante en la actualidad.


Por lo tanto, pienso que es bastante ambigua la decisión de si notificar o no el caso de este síndrome en las aulas. Creo que una de las opciones menos complicadas es intentar llevarlo con la mayor discreción y normalidad posible dentro del colegio. Si en algún momento, este "secretismo" llega a romperse (los alumnos notan poca normalidad en el alumno, por ejemplo) se puede notificar a la clase y explicárselo, siempre con el consentimiento de la familia del niño.


En el caso de que el grado del síndrome no fuera demasiado elevado, quizás, con ciertas ayudas por parte del profesorado, como tutorías más frecuentes o explicaciones en privado para facilitar el comprendimiento y el seguimiento de la clase por el alumno, se podría seguir con normalidad.




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